lunes, 16 de marzo de 2015

¿Y no que el cliente siempre tiene la razón?



Yo definitivamente apoyo el paro ciudadano para exigir un buen servicio por parte de los taxistas

Sí, entiendo que no son todos, pero de cada  diez hay siete con los que me ha ido mal. El servicio de taxi ha desmejorado, no es una novedad. Soy usuaria constante, y debo admitir que la mayoría se molesta si les pido que por favor le bajen el volumen al radio porque voy a recibir una llamada, o peor aún, un taxista me abrió la puerta y me pidió que me bajara por pedirle que cambiara la emisora, “lo siento, pero en mi taxi yo pongo fútbol, y si no le gusta bien pueda” me dijo con voz hasta amable en pleno aguacero, para lo cual no tuve más remedio que escuchar un partido veinte minutos hacia mi casa.  El caso empeora si  no se tiene  el billete exacto para pagar la carrera, o qué me dicen del que a las once de la noche le encanta "ventaniar" y disfrutar de un ambiente único, con una temperatura externa de tres grados centigrados. El ambiente echa chispas  si uno exige ver el taxímetro y corroborar la tarifa,  una vez  uno me dijo alterado que “si era que pensaba que me iba a robar”, cuando en verdad es un derecho querer conocer la tarifa.

La mala actitud comienza si uno les recuerda que el taxímetro empieza en 25 y no en 70. En fin, sí, estamos cansados del mal servicio. Según el señor  Uldarico, el zar de los taxis, se considera un tipo muy modesto, él no tiene que llamar al Presidente, porque es el mismo mandatario quien lo llama, no tiene ni un cupito, ni un taxi, es como la pobre viejecita, sin nada que ponerse, ni nada que comer. Considera que no tiene poder, que lo que él es, es simplemente un tipo frentero que le dice a la ministra pan pan, queso queso, y -paro paro- cuando quiere, aunque lo niegue. Pero eso sí, que nadie se meta con la niña de sus ojos, con sus cupitos y sus carritos amarillos, porque no tendremos sino una gran mafia cerrando las calles de las ciudades en minutos, como cuando se les quiso poner pico y placa y alebrestados salieron a bloquear la ciudad entera, y Ulderico sigue siendo un tipo humilde,que seguro no tuvo ningún poder de convocatoria ni de decisión, él sólo se ocupa del negocito del aeropuerto y del bisoñé.

Creo que la ciudadanía ha sido la que siempre ha quedado por fuera de la disputa, y debería ser por excelencia quien tendría que  escoger. UBER no solo es diferente al servicio de taxi, sino que no representa una amenaza para la totalidad de su mercado. Sólo lo pueden usar quienes tengan dispositivo móvil y datos, adicionalmente  quienes tengan una tarjeta de crédito, entre otras porque no se paga con dinero en efectivo sino que lo debitan de su tarjeta, por tanto muchas personas no clasificamos en ese nicho, y porque  además es más caro; Una vez me monté con una amiga pudiente, y me sorprendió que el señor se presentó con nombre y apellido, y hasta llamó a Martica por su nombre, habían coffee delight para los usuarios, preguntaron que si estaba bien con música o sin música, que qué quería oír, que si la velocidad le parecía adecuada, mejor dicho, por primera vez sentía que alguien le importaba si estaba cómoda o no.  Yo que me he montado en esos taxis que tienen luces de neón por dentro y perritos y tortuguitas que bailan al son del trancón, sagrados rostros, rosarios, dados y demás creatividades artísticas,  me sentía medio rara, además porque últimamente los taxis los manejan una nueva generación de Schumacher Y Fitipaldis que a ritmo de reguetón lo zarandean a uno por dentro de las calles, el ir medio despacio debo admitir, me sorprendió.

Lo que necesitamos es que se componga el servicio de taxis, que se preste con amabilidad y no que uno  pare el taxi, abra la ventana, (porque a veces ni abren la puerta) y  pregunten ¿para dónde va?  y respondan -Uy no, por allá yo no voy reina, yo siempre me he preguntado y entonces ¿para donde será que va el señor? ¿será que toca ir a donde vive la mamá del taxista? o ¿coincidir con la ruta que coge para ir a almorzar? De eso estamos cansados los usuarios. Por supuesto, creo que UBER debe regularse, pero la solución no es censurando y clausurando, sino generando nuevas alternativas. Y con respecto a  las declaraciones de Ulderico que decía que las personas que apoyaban el día sin taxi trabajaban en UBER, o que los medios les pagaban para desprestigiar a los taxistas, No, ni lo uno ni lo otro, sólo soy una usuaria inconforme con el servicio, que exijo que se mejore, y que se permitan soluciones distintas de competencia, es todo, esa es mi humilde opinión, tan humilde como Uldarico.


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